martedì 8 novembre 2011

domenica 6 novembre 2011

El ultimo dia (Ejercicio 1.1. TEXTO.)

Hoy, al final,  es el dia tan esperado.
Hatori llega un poco en detraso al desembarcadero de la islita. Los demas tenerian ya ser allí. Sale del barco y agradece el marinero. [COMPRAR]
En la plaza lo esperan Peter y Javier. Faltan Nicolas y Stefano. -Paresse que Nicolas ha empezato sus ejercicios de Wushu ahora en el dojo [JUGAR]- dice Peter.
- No puede ser, no hay bastante tiempo, tenemos ke hacer las pruebas!- contesta Hatori.
-Sabes que Nicolas no toca bien si no hace sus ejercicios todos los dias. Esperamolo en la cafetería.- dice Javier. [DISCUTIR]
Los tres beben un café juntos y para no perder tiempo planifican los ultimos detalles. [AHORRAR]
Hatori no necesita preguntar donde esta Stefano, todos saben que el violinista del grupo haces meditación  en la "sala de las sombras y de las luces" cercana. [IMAGINAR]
Despues una media hora llega Nicolas. Salutando los otros y les informa que Stefano está ya en el teatro tocando su violín.
Los cuatro se quedan con Stefano y empezan las pruebas.[ESTUDIAR]
Tocan las musicas del concerto todo el dia. Empeza a ponerse el sol.
-Vamos a descansarnos un poco- dice Hatori a los demás.
Van una otra vez a la cafetería para comer algo y luego en la spa para relajarse.
Entre el agua caliente, el silencio y la luz del lugar Hatori casi se duerme. [CUIDARSE]
En un cierto punto se siente un ruido fuera. Casi todo el pubblico ha llegado a la plaza. En una hora el concierto va a empezar. 
Los musicos se preparan. Se levanta el telón.

Personajes
Acciónes
Lugares

martedì 11 ottobre 2011

Esperando en la orilla (Ejercicio 1.1. TEXTO.) (Primero intento)

Toc, Toc! en la madera de la puerta.
Unos segundos de silencio. 
Sin sorpresa, el sonido de la puerta de madera que se desliza. Primero hacia un lado, luego de vuelta cerrada.
Un soplo de aire fresco acompaña a Alice que camina rápidamente y en silencio hacia la cocina. Deja las bolsas de compras cerca de la puerta, el espacio que no pertenece a nadie, que ya no es la entrada, pero no es el salon, el comedor o el cuarto de baño.
Las manos van solas a la jarra de café, apoyado sobre el umbral de la ventana, tan larga que corta el pequeño volumen de la cocina.
En un momento la máquina del café está lista y sobre la estufa más baja que de costumbre. No viviendo en la casa ella no se acostumbra.
En unos minutos el aroma pasará  por toda la casa y despertará al perezoso italiano.
Hay tiempo suficiente para vaciar las bolsas y poner las cosas en los estantes más bajos en la despensa de la pared que divide la cocina del comedor.
Luego, un momento en el baño para quitarse de las manos la suciedad  de Tokyo.
El olor comienza a invadir dormitorio y estudio. A partir de este ultimo sitio comienzan a llegar los primeros sonidos de los suelos de parquet color de miel.
Hatori viene lentamente, bostezando. En la cara tiene otra noche sin dormir. No pudo dormir más de un par de horas, pero pronto no parecerá tan cansado.
"Chérie Bonjour, te traigo el desayuno" dice a Alice, sonriendo.
Ella se inclina para besarlo en la mejilla, luego cruza el salòn. Abre la ventana y se sienta afuera. El aire está frío y el césped que rodea la terraza baja, entre la casa y el río, sigue siendo un poco frío".
"Aquí está el café y el chocolate con menta que te gusta tanto " dice Hatori y él también se sienta en el suelo, con un poco de esfuerzo.
"Sabes, 
hoy quiero llevarte a comer fuera. Hay un nuevo restaurante cerca de aquí, detrás de la escuela... "
"Tengo que trabajar, Alice. El libro no se traduce solo".
"No te preocupes, no vamos a volver muy tarde. Hace mucho tiempo desde de la ultima vez que fuimos a cenar, el barrio está cambiando y no sólo el restaurante ramen del viejo  Shibuza. Hay nuevas tiendas, la nueva biblioteca  cerca de la escuela, una parte de la zona industrial se ha transformado en un parque... "
¿El viejo Shibuza ya no trabaja? ¿Qué pasó con los árboles de cerezo que tenía en su patio? "
(Susurrando ) "... tu te preocupas solo por cosas inútiles!..." (mucho más fuerte) "...No, no pasó nada con los cerezos! Escuchame cuando hablo, no pienses siempre en otra cosa!"
"Te estaba escuchando: restaurante, biblioteca, parque. Qué más? "
"El área detrás del hospital, por ejemplo, se ha cerrado a los coches: hagamos un paseo por las tiendas y despues vamos a ese cine donde hay peliculas d'essai. Ibamos allí cada semana, ¿recuerdas? "
"Ese barrio no me gusta y todavía no puedo caminar contigo, incluso si quisiera..." 
dice
Hatori, con el rostro oscuro.
"¿Sabes lo que quiero decir, no te ofendas sin razón", responde Alicia, apoyandose en la delgada ventana deslizante "El problema es que esta casa está demasiado còmoda para ti, Hatori. Es siempre más difícil salir contigo." piensa.
"Hay muchos lugares interesantes, muy cerca y sin acercarse al hospital...el primer piso de la biblioteca es una exposición de arte contemporánea y he leído que pronto comenzará un curso de fotografía en las extrañas salas de cristal en la planta baja. Entonces vamos? Te gustò el show de la semana pasada, ¿no? "No te encantò el brillo de todo el edificio, la sensación de misterio de los cables que tomaron toda la luz de los edificios circundantes, oficinas, bancos locales y nos llevó al interior a los cuadros, a las esculturas, a las instalaciones? La luz, primero pálida y luego fuerte, que nos guió en el camino? "
"Fue maravilloso, Alice. Pero a veces me sentía incómodo, mi mente pensando en otra cosa, sentí los ojos de la gente, las palabras que murmuró. "
Alice se mueve, lo abraza. El salón detrás de Hatori parece más oscuro,
el aire más pesado. Su olor es siempre el mismo como de ámbar y vainilla, muy similar a eso del estudio, el mismo olor que la habitación tenía en el pasado, cuando el padre de Alice trabajaba allí y dibujaba.
"Quiero hacer algo de trabajo desde aquí", dice Hatori rompiendo el abrazo.
"Voy a tomar el cuaderno y el ordenador".
Se levanta rápidamente y, casi sin mirar, va hacia el estudio.
Antes de entrar, sus ojos llegan a la puerta a la derecha, entreabierta. Nada ha cambiado en la habitación, las reflexiones de luz del río iluminan el techo, las sábanas, las almohadas. El polvo en el aire le dice que ya nadie utiliza esta habitación.
Entra en el estudio. Se siente como una niña pequeñita, aplastada por la luz, el gran número de libros, de recuerdos del lugar. Además de la gran ventana y los restos de un jardín zen, ve magnolias en flor y la casa del vecino.
Libros y papeles en el suelo parecen guijarros escapados del jardín y del río que intentan subir al escritorio y a las estanterías.
En dos sillas estan el ordenador, dos tazas vacias de té, el bloc de notas, apenas tocados por el sol y bañados por el dulce aroma de la habitación.
"Tengo que irme ahora. Hasta esta noche", susurra
"Gracias". El toma los objetos de las manos de Alice y los pone en la mesa baja, "estoy seguro de que se me van a congelar los pies esta noche", añade Hatori tratando de bromear.
Alice responde con una pequeña sonrisa, le da un beso en la mejilla y un momento después sale de la casa.
Se detiene un minuto antes de ir a trabajar y pensa.
El barrio ha cambiado mucho desde que era niña, no hay más sitios sin construir, ya no hay casas de madera y tiendas de las cuales conocía a todos los propietarios. Todo es más blanco, más igualitario, más aséptico, como si algo estuviera a punto de cambiar. Hay algo en el aire.
La casa de Hatori es la última antes del río, antes del bosque, la última isla de paz en el mar de Tokyo que avanza.
El barrio espera.
Alice y Hatori esperan.
El río fluye. Y espera.